Un entorno ingrávido para el bienestar de las lesiones de la médula espinal
El agua es un compuesto abundante y esencial sin el que todos los organismos vivos conocidos no pueden vivir, pero también es mi estuario para el manejo del dolor, la mejora de mi estado físico y en última instancia, la longevidad.
Cinco meses después de haber sufrido mi lesión conocí la terapia acuática cuando me trasladaron desde mi silla de ruedas eléctrica a través de un elevador Hoyer y me bajaron al extremo cálido y poco profundo de la piscina de terapia del hospital. Dos terapeutas se pararon en tres pies de profundidad y sostuvieron mi cuerpo paralizado con el uso de varios dispositivos de flotación para que pudiera mantenerme a flote. Al principio me asusté porque no confiaba en ellos, y ¡Dios no quiera que hubiera un percance!, me hundiría sin más como una piedra hasta el fondo.
Sin embargo, mi miedo se desvaneció cuando el agua tibia me abrazó. Un terapeuta acunó mi cabeza, el otro mis pies, y floté boca arriba sin esfuerzo. Podía sentir la presión en mi columna liberarse mientras me serpenteaban de lado a lado. Mis caderas se liberaron del patrón de sujeción crónico de estar sentado todo el día y mis hombros agobiados se relajaron. Pequeños movimientos dificultosos contra la gravedad se convirtieron en un rango completo de movimiento liberado en el agua. Me estaba moviendo, moviéndome de formas que de otro modo no podría hacerlo. Finalmente me pusieron de pie y ayudaron aún más con mis movimientos. Fue en el agua donde di mis primeros pequeños pasos sin soporte y sentí como si mi cuerpo recordara el propósito para el que fue creado.
Encontré una conexión real en el agua y utilizo la terapia acuática como un medio esencial para mi bienestar hasta el día de hoy. Mi técnica favorita se llama Watsu, una forma de trabajo corporal acuático que se utiliza para la relajación profunda y la terapia acuática pasiva. Watsu es una sesión individual con un practicante capacitado que me acuna, mueve, estira y masajea suavemente en agua tibia y poco profunda. Es la terapia más relajante que he experimentado hasta ahora.
Beneficios de la terapia acuática para mi lesión de la médula espinal:
- Menor gravedad
- Mayor rango de movimiento articular
- Reducción de la inflamación
- Mayor circulación
- Disminución del estrés
- Mayor flexibilidad
- Mayor fuerza
- Beneficios cardiovasculares
- Descompresión del diafragma
- Mejoras en la digestión
- Hidratación de la piel
Aunque no puedo nadar y una piscina poco profunda sigue siendo muy peligrosa, uso el agua con precaución para ejercicios terapéuticos y como un santuario para alejarme del peso del mundo.
Disfruten de un buen baño en la piscina.
-Aaron
